sábado, 12 de febrero de 2011

- Numbers and letters -




- Te cuento mi verdad, sin pretender quitarte la razón, con no más argumentos que mis propios razonamientos para acercarme más a lo que en esencia creo que es más real, basándome en mis sentimientos y los de los demás, el nivel de bienestar y la lógica. Esto quiere decir que a la hora de intentar dialogar contigo lo que es o no real, y por tanto verdad o ficción, sucede de esta forma:
Me enseñaste que la verdad la tiene el que tiene la razón, y tiene la razón el que tiene la verdad, y eso me parecen ambiciones muy lejos de nuestro alcance, ya que si llevamos la lógica al extremo, nuestra propia existencia es imposible dado que nada se crea a partir de nada, y tu respuesta a eso es un dios. De acuerdo, tu dios creó el universo y le dio sentido tanto a la lógica como a la razón y la verdad, por lo que si te basas en que tu lógica tiene la razón y verdad, me estás diciendo de algún modo que tu tienes un control y poder divino, no por ser lógico, sino por pensar que tu lógica y verdad pueden tener la razón, por encima de lo que un simple ser vivo como yo puede o tiene derecho a comprender y cuestionar.
Ahora grita, cállame, etiquétame de loco, radical, enfermo, inadaptado social… muéstrame ante otros como mugre, mientras, yo no contribuiré a que tu odio, miedo o ambición siga creciendo; en algún punto tiene que acabar ese círculo vicioso, y serás una de mis prioridades en el mundo, no porque quiera nada tuyo, más que comprender por qué existe algo que no te deja ver más allá traicionando a tus propios principios, porque la atención y respeto que creo que se me ha negado en gran parte solo por mi condición social, es una condición social que a pesar de permitir o promocionar, tu también padeces; voy a preocuparme por comprenderte e intentar ayudarte, porque veo el odio, la rabia y la venganza como conceptos demasiado poco elaborados y creíbles; palabras que definen lo que están en camino de ser en realidad. Si me censuras asustándome y haciéndome invisible, inferior, y menos valioso que el resto de seres del planeta, entonces, el cometido de mi discusión por entender más mi verdad, y digo mía, y no universal, ha dado su fruto, a pesar de no ser la verdad un plato de buen gusto fácil de digerir, pero prefiero un estómago revuelto que una conciencia intranquila.
Por culpa de la ambición al poder y el control al que nos lleva el miedo y desconocimiento, nos negamos a acatar verdades más lógicas que las que nos venden, o al menos igual de validas y reales, y tendemos a convencernos de que nuestro dolor al sufrir es por culpa de nuestra falta de fe, de esfuerzo, delirios, enfermedad mental, adicción, una mala combinación genética… y es menos letal pensar que estás loco y un día la sociedad te hará volver a estar cuerdo, que creer que tu mal estar empieza en la cabeza de otros.
De algún modo, tu y yo compartimos los recursos vitales, o al menos tengo la suerte de poder beber, comer y dormir y somos vulnerables a exactamente lo mismo si eliminamos las armas o el control psicológico y social; me atrevería a decir incluso que mi circunstancia de vida casual me ha hecho más fuerte físicamente y capaz de relacionarme con mi entorno, a pesar de que me ves echando tu mirada abajo, elevado en algo que no puedo percibir con ninguno de mis sentidos, pero a ti te sostiene más alto.
El poder corrompe, y es lógico corromperse cuando vivimos en una caverna, en cuanto a interpretaciones del mundo individuales se refiere, por lo que cuando yo no he respetado a los demás, incluyendo animales, plantas y toda la vida del planeta, he vivido cometiendo los mismos errores que tu, a diferente escala o con diferente repercusión social, pero ambos tenemos la misma culpa.
Lo aterrador de esto, es que he pasado de ver el mundo real que no me creo, como un lugar en el que no quiero vivir, a sentir un miedo profundo por saber que mi destino es seguir contribuyendo a la destrucción, o morir, cuando creo que he encontrado formas de felicidad, convivencia y respeto, muy lejos del miedo y la manipulación. He tenido que rozar la muerte, o mejor dicho, haberla deseado en realidad, para darme cuenta de que algo en el mundo, empezando por mí, está mal, pero no es fácil. Cuando adquirimos una manía auto-destructiva o perjudicial, y nos damos cuenta, nos cuesta mucho cambiarlo porque se ha arraigado en nuestro cerebro de manera sistemática sin pensar o poder percibir hasta que los daños son considerables, y lo malo es que hay muy pocas cosas consideradas como manías… pasando desde el consumo de drogas, las costumbres, las tradiciones, el trabajo, el dinero… de algún modo no son más que manías que has acabado asimilando, pero no puedes comparar una manía como el tabaco con la manía de mentir, consumir, destruir, sufrir, o derrochar, sin embargo fumar enriquece al mundo, ya sea vendiendo tabaco o multando su consumo, así como métodos de desintoxicación costosos que se basan en placebos mentales (Que rara vez que funcionan). Así mismo, el consumismo nos hace cada vez más avaros, lo que podría interpretar como la tolerancia al tabaco, cada vez necesitas más para conseguir esa sensación antinatural de bienestar, y la conclusión es sencilla: el tabaco te controla a ti y a todos los que obtienen beneficios de eso, que quieren más y más, y a pesar de estar penado y relacionado con la muerte de una forma directa, muy pocos dejan de fumar, y cuando lo consiguen, nadie les tacha de enfermos ni nada por el estilo; ahora explica a un fumador que se está suicidando lentamente, que también tiene que dejar de consumir sin sentido, y las conclusiones vienen solas: tu cabeza necesita sentir que eso es un disparate, pues te hace sentir bien y el consumo te domina y te permite vivir, es la base de la sociedad… si las personas no dejan de fumar cuando se lo venden como muerte y provoca en ellos bienestar, aunque artificial, ¿Por qué iba alguien, con dos dedos de frente, a estar dispuesto a creer que tienen que desintoxicarse de lo que en el mundo social es una verdad implantada? Y yo sintiendo mucho más dolor por el que veo con billetes en la mano, que con un paquete de tabaco. Al fin y al cabo la negación de la verdad no es más que un mecanismo de autodefensa ante lo que no entendemos, nos da miedo, o queremos controlar y no podemos; a veces el miedo o el dolor es tan grande que sin poder percatarnos, nuestro propio cerebro busca respuestas y salidas más fáciles o a la vista para poder seguir con su ciclo de vida real. Si el cerebro registra lo que se considera un episodio traumático que atenta contra su salud mental, y por tanto física y vital, es muy posible que sin saberlo, esa realidad pase a ser un recuerdo vetado porque tu cabeza sabe que eso puede acarrear consecuencias mortales o potencialmente dañinas hacia ti y otras personas, y cualquier intento de recordar ese episodio es casi imposible… una parte de ti que tu consciencia no puede controlar, puede ser borrada o cambiada a otro sitio del cerebro donde comprenderlo no dañe, como por ejemplo, sueños o delirios, con el único objetivo de la supervivencia.
Estoy tranquilo, creo que el primer paso para resolver un problema, es saber que lo tienes, ser capaz de verlo aunque todo tu entorno quiera negártelo o anularte (entorno social). Si muero, seguramente sea porque me han matado, y no porque no quiera vivir ni crea que vayan a asesinarme, sino porque me han consumido, pero la lógica me dice que aún debo conservar esperanza, pues sigo siendo sensible y poseo vida, abierta al cambio, aunque una parte de mí llora y reza sin saber a qué, por que alguien llegue y me convenza de que todo lo que acabo de decir, no es lógico.

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