martes, 6 de enero de 2009

- Hoy es uno de esos días (Abril de 2006) -

- Hoy es uno de esos días, que despiertas sin ganas de hacer nada, repleto de desmotivación y desgano. Te paras a pensar la razón por la que haces las cosas y cuanto más comprendes tu alrededor, más hondo te hundes. Un día crees tenerlo todo, pero en un momento, parece que tu mundo se ha venido abajo, y tan solo vivías sumergido en una ilusión. Todos somos esclavos de la sociedad, en la que debemos seguir una serie de normas que en repetidas ocasiones son totalmente estúpidas; debemos ser como la sociedad desea que seamos, y evitar desviarnos de sus parámetros. Tememos ser nosotros mismos, por miedo al rechazo, la marginación o al que dirán, pero lo peor de todo, es que estamos tan prejuiciados que cuando vemos a alguien diferente, automáticamente consideramos que no está a nuestra altura: sin habernos dado cuenta, ya estamos infectados. La forma de vestir, la raza, la manera de hablar o de andar, sus intereses, su estilo de vida... son cosas que hacen que una persona sea más o menos admirada por los demás, pero llegado a este punto...¿Sinceramente no deseamos todos ser como realmente somos en nuestro interior? La respuesta es un rotundo sí, pero el ser una persona digna de admiración ante las demás hace que nos pongamos un disfraz en todo momento,y lo cambiaremos comportándonos según más nos convenga en cada entorno y situación. Si eliges ser tu mismo, tendrás muchos más problemas y habrán muchos ojos mirándote despectivamente pero... realmente... ¿qué nos hace más felices? ¿estar agusto con nosotros mismos o fingir para ser aceptados y adaptarnos a los demás?... si eliges lo segundo, sí, tendrás mucha más gente a tu alrededor pero...¿de verdad crees que esa gente no está fingiendo tanto o más que tu? ¿Te siguen con tu mismo propósito o realmente formas parte de ellos? 
Hay que tener en cuenta que todos buscamos el ser queridos y admirados en la vida, pero también es lo que buscan los demás y si es necesario fingir cualquier tipo de sentimiento hacia alguien para alcanzar tus verdaderos intereses, lo harás. Cuando te pones a reflexionar sobre todo esto te das cuenta de que la mitad de lo que vives es mentira, y que si desaparecieses podría no importarle a nadie, pero...¿y a ti? No te engañes...¿Cuántas personas te importan? Seguro que los puedes contar con los dedos de la mano, y aún te sobran... personas cuya existencia te importa de verdad, y de las que no esperas sacar nada ni necesitas aparentar cuando estás a su lado... cuando felicitas a alguien, preguntas por él, como está, que es de su vida... 90 porciento de las veces lo haces por educación y por no ser lo que denominamos "una mala persona"... Si eliminamos costumbres e intereses de cada una de nuestras conversaciones, es más que probable que fuese insoportable un tan incómodo silencio.
A fin de cuentas somos solo personas, y todo está dentro de nosotros... no existen verdades ni realidades absolutas. A veces es mejor no pararse a pensar y salir adelante por uno mismo... si no ves en tu entorno una mentira y eres capaz de ser feliz, considérate realmente afortunado; cada uno posee su propia realidad, pero a veces es imposible soportar ésta veraz individualidad... te ves solo luchando por algo que a nadie más le importa, y probablemente, nunca será valorado honradamente por nadie.

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